PROYECTO: GON ARCHITECTS. ARQUITECTO RESPONSABLE: GONZALO PARDO. EQUIPO DE DISEÑO: CAROL LINARES, CRISTINA RAMÍREZ, MARÍA CECILIA CORDERO, NICOLAS HOWDEN, MARIA CAMILA MARTÍNEZ.
La percepción actual de las buhardillas del centro de las ciudades destaca por su carácter potencialmente atractivo: son lugares elevados, flotando sobre los tejados, estructuras parcialmente visibles desde la calle, poco accesibles y en ocasiones asociados a una vida bohemia.
FOTOGRAFÍAS: IMAGEN SUBLIMINAL.

La configuración espacial de la buhardilla, muy diferente al resto de plantas del edificio, responde a unas regulaciones urbanísticas de remate del inmueble que, generalmente, se caracterizan por la disposición de techos inclinados y habitaciones de grandes dimensiones con pocas particiones y escasa altura.

Así es la vivienda de Roberto, el propietario de esta casa, un bajocubierta de 42 m2 situado en un sexto piso sin ascensor de un edificio del centro de Madrid, construido en 1900, muy próximo a la concurrida plaza de Callao.

Con una disposición inicial de la vivienda organizada en dos estancias, una rectangular de 10×4 metros (con una chimenea en medio) y otra cuadrada de 3×3 metros, ambas con cubiertas inclinadas, pero con pendientes en distintos sentidos, esta casa de dimensiones mínimas busca hacer del espacio habitable un lugar óptimo, flexible, diverso y luminoso desde su uso en planta, pero sobre todo desde la ocupación de la sección.

Para ello se proyecta una vivienda que se divide en cuatro ámbitos espaciales: cuatro habitaciones sucesivas conectadas física y visualmente que se corresponden, de norte a sur, con el dormitorio/vestidor, el acceso, espacio de trabajo/cuarto de baño y la cocina/salón/comedor.

La entrada es un espacio alto y alargado de 8,20 metros de longitud, con una parte exterior que es una terraza por la que se accede a la casa, y otra interior que es un túnel azul que cuenta con una estantería metálica y ventana circular; un espacio que trata de recrear el interior de un barco en alta mar.

El cuarto de baño ocupa el corazón de la casa y se diseña de forma atomizada, es decir, independizando el lavabo e inodoro de la ducha en un ancho de 90 centímetros; esta operación facilita el aprovechamiento máximo de la altura útil de la vivienda, además de su articulación en zonas con distintos grados de privacidad. El lavabo y el inodoro se ocultan en un volumen cerrado panelado con espejos de 2.10 metros de altura al que se accede desde la entrada a través de una puerta secreta localizada en uno de ellos. Esta cabina espejada, estratégicamente situada, agranda el espacio a la vez que ofrece una multitud de reflejos y visuales distintas dependiendo de si la puerta está semiabierta, abierta o cerrada.
La ducha, por el contrario, se encuentra dentro de la habitación y se separa del resto de la casa a través de una pared de pavés que durante el día deja pasar la luz natural y facilita la intimidad necesaria en el interior de este espacio.

El mobiliario de la cocina se diseña como una estructura lineal, un volumen donde se almacena, de forma oculta, una gran parte de los distintos objetos, productos de limpieza, utensilios de cocina, electrodomésticos y ropa de la vivienda; un muro compacto laminado HPL ultra mate de color amarillo pale que aporta luminosidad en la parte más oscura de la casa y que se construye a partir de la unión de muebles, tanto los cascos como las puertas, con medidas de mercado estándares que reducen los costes en la construcción de la misma.