En el límite entre el Raval, el Ensanche Barcelonés y el Paralelo se encuentra este edificio de 1900 donde se sitúa el loft. En la planta baja y dentro del patio de manzana, los cien metros de silencio absoluto se transforman en una especie de oasis cosmopolita.
PROYECTO: GUILLERMO BASCARAN
ARQUITECTURA: CÉSAR MAESTRE
FOTOGRAFÍAS: LORENZO VECCHIA
El espacio, construido originariamente como lugar de trabajo, taller y obrador, cuenta en la actualidad y tras la reforma, con dos pisos, con un gran espacio central a doble altura, dos habitaciones, dos baños, una cocina americana, hall y estudio. Además dispone de un pequeño patio revestido de madera.
El planteamiento inicial surge de la compra del espacio “bajo proyecto” que se logra modificar para adaptarse al aspecto actual. Los autores del proyecto querían mantener la forma de espacio de trabajo pero con un enfoque de vivienda. Para ello conservan e incluso destacan algunos aspectos industriales del espacio y en contraposición se apoyan en un interiorismo de inspiración escandinava.
Las formas lineales, los blancos y la mezcla de ladrillo, metal y madera hacen que el espacio tenga una muy buena base con respecto al interiorismo posterior. Pero esos elementos fueron buscados desde un inicio, ya que aunque algunos de ellos ya estaban de origen, no resultaban armoniosos. Por ejemplo, en el techo hay cinco tipos de vigas diferentes, con materiales que van desde la madera hasta el acero, y con diferentes grosores.