PROYECTO: AGi ARCHITECTS.
El concepto de la Casa Archipiélago nace de la idea de “vivir de una manera muy independiente”, pero disfrutando de un ambiente familiar. El encargo lo realizó una familia joven con hijas adolescentes que, como es habitual, desean su independencia.
FOTOGRAFÍAS: JESÚS GRANADA.
Esta vivienda unifamiliar se ha organizado en islas, cada una con su propio carácter y función, y al mismo tiempo, cada una con una relación única con el resto de los espacios de la casa, con su propio jardín y conectada con las otras estancias a través de espacios comunes que las enlazan entre sí de manera natural. Su disposición en la parcela ha buscado el respeto de la vegetación existente y la privacidad absoluta de los vecinos y la calle principal. Así, la casa, de una sola planta, se inserta la parte más baja del solar y se cierra a los lados más expuestos.
Todas las islas se organizan alrededor del patio central, que tiene una gran piscina como protagonista. La organización de las habitaciones genera conexiones visuales diagonales entre las estancias que aseguran vistas despejadas y privacidad.
Este archipiélago se erige sobre un jardín, que ocupa toda la parcela, y la casa se corona con una cubierta materializada en terracota, que unifica todo el conjunto. El jardín se ha diseñado al servicio de la familia, plantando las especies vegetales que permitan en cada caso una mejor protección visual frente a los vecinos y un mayor disfrute aromático, cromático o térmico.
Así, el jardín más aromático y cromático se sitúa junto a la entrada de la vivienda para dar la bienvenida a los visitantes que, cobijados por la gran cubierta suspendida, entran en la vivienda a través de un pequeño espacio desde el que se intuye el gran patio central. Pasado el primer filtro de la casa, se abre un gran salón, conectado a una cocina abierta y completamente expuesto a la gran piscina con efecto “infinito”, que se extiende hasta el inmenso ventanal del salón.
Es un espacio veraniego que convierte el salón en parte del patio para disfrutar de los largos días de verano y las noches cálidas de Madrid. Al final de la piscina infinita, un grupo de palmeras y la vegetación trepadora cierran la parcela en su lado este. En los perímetros que rodean la casa se han mantenido los árboles existentes, pinos propios del clima mediterráneo, que aportan sombra y privacidad.
En los espacios comunes se han dispuesto lucernarios cenitales, que permitan una iluminación natural cambiante en función de las horas del día. Así, la cocina cuenta con iluminación cenital con orientación sur, pero evitando la iluminación directa. El salón tiene ventanas en todas sus fachadas y el lucernario con orientación oeste, que aporta tonos rojizos al atardecer. El último espacio, que une los dormitorios, se orienta al norte y busca una luz tamizada constante que preserve la privacidad y aporte naturalidad a la iluminación de los vestidores.
Se trata de una vivienda unifamiliar aislada de una planta con cuatro habitaciones principales, un salón, un comedor y una cocina abierta. La planta climatizada tiene cerca de quinientos metros cuadrados, que se amplían por los vuelos de la cubierta en las áreas exteriores de más de doscientos metros.
El jardín rodea a la vivienda, en una parcela de unos tres mil metros cuadrados, situando en el centro de la casa una gran piscina en torno a la que se distribuyen salones, comedores y cocinas exteriores, áreas de descanso y contemplación, conectadas a las habitaciones y jardines privados.