VIVIENDA EN ALDAYA
ARQUITECTURA: RUBEN MUEDRA. DISEÑO: ENTRECUINES. MOBILIARIO DE COCINA: SANTOS.
Esta vivienda de nueva construcción ubicada en el casco urbano de la población valenciana de Aldaya, se levanta como un potente volumen de dos niveles, diferenciados tanto por su función como por los materiales empleados en cada uno. En el interior, los espacios fluyen con naturalidad dejando que la cocina se apodere del espíritu de la casa.
FOTOGRAFÍAS: JAVIER ORTEGA. TEXTOS: ADA MARQUÉS.
Por su proximidad a un parque y a un boulevard verde, la construcción de este unifamiliar busca el equilibrio entre la necesaria privacidad de los usuarios y la posibilidad de que estos disfruten de las excelentes vistas. Para lograrlo se proyectan contados huecos, todos ellos de grandes dimensiones y estratégicamente situados. Como compensación, se genera un amplio patio central acristalado que articula el interior de la vivienda, aportando abundante iluminación natural y ventilación cruzada.
La planta baja, destinada a usos públicos y de ocio, se reviste con lamas de acero negro y se cierra completamente a la calle, abriéndose a los patios interiores resueltos en deployé negro. Con ello se consigue mayor intimidad, al tiempo que se vincula el interior con el exterior a través de grandes ventanales en porche.
La primera y segunda planta, realizadas en hormigón visto encofrado en tablón de madera, acogen respectivamente las zonas de día y noche. Ambas se abren al exterior a través de grandes huecos tangentes recortados en el prisma de hormigón, volcándose al patio central interior.
Las notas cálidas del interiorismo generan un interesante contraste con la frialdad y rotundidad del exterior. Esta convivencia entre opuestos se aprecia especialmente en el bloque de comunicación vertical, donde el hormigón texturizado acompaña, en las tres plantas, a la escalera con doble peldañeado y huella de roble macizo. Los paramentos verticales panelados de maple, que separan la zona servidora de la noble, también proporcionan un toque agradable y acogedor.
Los techos continuos con iluminación indirecta lineal, al igual que el pavimento porcelánico de gran formato, aportan armonía y homogeneidad a unos espacios abiertos, luminosos y diáfanos, pensados para favorecer la interacción entre los habitantes de la casa.
La cocina se comunica visualmente con la zona pública de la casa, de ahí que se haya optado por un mobiliario de líneas puras y sencillas. En este sentido, los frentes lisos y sin tirador aportan belleza y discreción, facilitando la fusión natural del mobiliario con la arquitectura de la vivienda.
Por su parte, las soluciones de integración permiten que todo se encuentre siempre recogido y en su lugar, un aspecto fundamental en cocinas abiertas a otros ambientes.
La campana empotrada a techo pasa totalmente desapercibida, contribuyendo a lograr un ambiente más ligero y sin obstáculos visuales. La combinación de frentes y encimeras blancas con notas de madera aporta equilibrio y luminosidad, conformando un conjunto muy agradable y acogedor.
Los muebles se organizan alrededor de una gran isla central que, además de acoger las zonas de fregado, preparación y cocción, incorpora múltiples recursos: en su cara exterior, dos módulos bajos con estantes interiores y, en la interior, un lavavajillas integrado, un porta-fregadero con cajones interiores y dos cajoneros de extracción total y gran capacidad, organizados en tres niveles. A la isla se anexa una mesa de maple natural, ideal para que cuatro comensales disfruten cómodamente de una deliciosa comida sin moverse de la cocina.
Diseño de la cocina: Entrecuines, distribuidor de la marca de mobiliario de cocina Santos
Arquitectura: Rubén Muedra Estudio de Arquitectura
Fotografía: Javier Ortega