Concebida en comunión con la naturaleza que la rodea, esta casa descansa sobre una ladera, oteando el horizonte hasta encontrarse con el azul del Mediterráneo. Esta vivienda, construida en solo cuatro meses con paredes de hormigón, es pura esencia mediterránea, combinada con un diseño moderno de líneas.
PROYECTO: PMP PRÊT-À-PORTER CASES. ARQUITECTURA: MIRIAM SÁNCHEZ Y TONI SÁEZ. INTERIORISMO: ANNA RODRÍGUEZ Y JÚLIA PUIGFEL. ARQUITECTO TÉCNICO: DÍDAC ORÓ.
FOTOGRAFÍAS: BLUECOLLECTORS. TEXTOS: PABLO ESTELA.
Una distribución aterrazada del exterior y, en especial, una magnífica piscina, logran crear la continuidad deseada entre el hogar y el paisaje que lo envuelve. La estructura a dos volúmenes se amolda perfectamente al terreno escalonado. Asimismo, destacan los gaviones, que embellecen el muro de contención y dan un aire único a la fachada.
Uno de los principales deseos de los propietarios era el de ubicar las estancias principales en la parte superior del terreno, así como disponer de un emplazamiento privilegiado para la piscina.
La Vistablava responde a esa necesidad con una amplia terraza dominando el exterior, un espacio abierto que permite abrir la mirada desde una piscina que se erige como un gran balcón al horizonte.
La voluntad de integrar la vivienda con el terreno se pone de relieve al hacer girar los volúmenes entre construcción y parcela. De este modo, se ha generado un núcleo trapezoidal sobre el que descansa el resto de la arquitectura.
Con el deseo de respetar la ubicación de la piscina, el emplazamiento más privilegiado de la casa, se ha proyectado la entrada al hogar por la parte posterior. Asimismo, se ha requerido la construcción de muros de contención. Si hay un elemento que acapara todas las miradas, es la piscina. Durmiendo como un palco colgante, mecido por la brisa mediterránea, es también el nexo exterior entre la terraza de la zona diurna y la pasarela del área de noche.
El interiorismo de la vivienda también toma como referencia la Costa Brava y sus elementos únicos. En este caso, se inspira en los tradicionales hoteles mediterráneos, en los que se busca el equilibrio entre lo natural, la elegancia y el confort.
En el interiorismo se ha optado por las líneas sobrias con detalles cuidados para dar protagonismo al exterior y crear espacios diáfanos que fusionan estancias. La distribución de la casa cede el protagonismo a la luz natural, que realza los acabados de esta vivienda.
La cocina, en formato isla, fomenta la movilidad y goza de una gran amplitud y apertura que la convierte en uno de los espacios más sociales de la casa. Diseñada en tonos blancos, transmite sensación de pulcritud y orden, además de realzar el interesante contraste con el suelo de tonalidad oscura. Su estética cuidada embellece con la presencia de luz natural durante prácticamente todo el día.
El diseño de los espacios interiores está pensado como un todo que sigue unas líneas minimalistas con toques de diseño, dotando al ambiente de elegancia y practicidad.
Cabe destacar el juego de texturas en los materiales elegidos. La pulcritud lisa de la cocina contrasta con la calidez del sofá, las sillas del comedor y las cortinas vaporosas, que aportan un toque acogedor con tejidos de varias tonalidades de grises y blanco.
La Vistablava cuenta con la máxima calificación energética (A), que se ha conseguido gracias a la optimización de medidas a nivel pasivo y activo.
A nivel pasivo se ha optado por una correcta orientación, la minimización de aberturas a norte y la maximización hacia el sur, así como la inercia térmica que poseen las paredes de hormigón.
En cuanto a las medidas activas, la casa posee un sistema de aerotermia y suelo radiante que, además, lleva incorporado un recuperador de calor. El resultado es un gran ahorro de energía sin renunciar al confort y la calidez de un hogar.