Las paredes de ónix
PROYECTO: RAMÓN ESTEVE ESTUDIO.
Ramón Esteve proyecta esta vivienda en una ladera de una urbanización valenciana, abriendo la casa al horizonte y dejando que el paisaje se proyecte en las líneas de fuga de las estancias. La geometría esencial se refleja en las paredes internas de una piedra casi preciosa que se enciende por las noches.
FOTOGRAFÍAS: MARIELA APOLLONIO. TEXTOS: PABLO ESTELA.
Situada en la cima de una ladera, dentro de una de las urbanizaciones más consolidadas de Valencia, la Casa de la Cantera nace de las condiciones extremas del terreno con la voluntad de escalar la pendiente para ganar vistas al paisaje.
La Casa de la Cantera es un nuevo y espectacular trabajo de Ramón Esteve Estudio donde la arquitectura se convierte en metáfora de la relación de la vivienda con el interior de la tierra. La edificación se encuentra en la cima de la ladera, dentro de una conocida urbanización de Valencia, y su forma escalonada responde a la fuerte pendiente de la parcela y a su deseo de disfrutar de las vistas del paisaje circundante.
El esquema de la casa consta de una superposición de cajas abrazadas por el propio terreno. La casa queda enclavada en la montaña mediante un vacío que la independiza de su entorno inmediato generando un universo propio que recoge al que lo habita.
La parte inferior de la casa queda agazapada e integrada en el terreno mientras que la parte superior se abre a dos paisajes contrapuestos: por un lado, las vistas se dirigen hacia el mar buscando una conexión con el horizonte con el filtro intermedio de la piscina; y por otro hacia el monte mediterráneo.
Explica el estudio que “la idea de apertura queda reforzada mediante una fachada frontal acristalada, sin ningún tipo de apoyo intermedio, que enmarca una vista panorámica hacia el mar. Al abrir las visuales al frente y apoyar únicamente en los planos laterales se obtiene una sensación de ligereza y transparencia que hace de la Casa de la Cantera un lugar sereno, conectado con el horizonte”.
La apariencia masiva y estructural de la vivienda es una proyección de la expresividad de los materiales en bruto. El enjambre de hormigón blanco ejecutado in situ queda atravesado por un núcleo central de ónix amarillo retroiluminado que cose verticalmente toda la vivienda mediante unas escaleras del mismo material. Los peldaños volados se expresan como grandes tablas macizas de ónix que emiten luz por todas sus caras. Este efecto se produce gracias a un nuevo diseño patentado para su estructura interna.
Los grandes formatos retroiluminados de piedra natural confieren a la vivienda el carácter tectónico que la conecta, metafóricamente, con las entrañas de la tierra.
Las impresionantes piezas de ónix vulcano adquieren un carácter casi escultural participando en las estancias de noche como un lienzo sobre el que admirar las cualidades plásticas de la piedra natural.
En la parte superior, definida como un espacio fluido, convergen las zonas de día. La terraza y la piscina han sido a la vez concebidas como una prolongación de la planta y una conexión con el paisaje.
La piscina es un prisma que se extiende en las alturas volando sobre las habitaciones y el gimnasio. La idea de apertura queda reforzada mediante una fachada frontal acristalada, sin ningún tipo de apoyo intermedio, que enmarca una vista panorámica hacia el mar.
Al abrir las visuales al frente y apoyar únicamente en los planos laterales se obtiene una sensación de ligereza y transparencia que hace de Casa de la Cantera un lugar sereno, conectado con el horizonte.