PROYECTO: GARCÉS DE SETA BONET ARQUITECTES.
Naturaleza, carácter y transparencia forman el armónico equilibrio de contrastes que caracteriza el nuevo proyecto realizado por el estudio de arquitectura Garcés de Seta Bonet, una casa de obra nueva situada en un solar extenso con un desnivel suave, rodeada de naturaleza y con una amplia vista sobre el mar de Aiguablava de Begur, en la Costa Brava.
FOTOGRAFÍAS: ADRIÀ GOULA.
Los propietarios querían una vivienda grande de 450 m2 para compartir con amigos y familia y los arquitectos han desarrollado para ellos una tipología de casa-patio, como la de las viviendas tradicionales romanas, con un área habitable alrededor de un espacio central, donde la naturaleza del exterior se expresa de forma más domesticada. De este modo, se establece un diálogo entre la vegetación mediterránea y la naturaleza presente en el patio.
En su apariencia externa, la casa es un prisma cuadrangular de hormigón, una pieza de piedra artificial, compacta, cuya percepción cambia completamente en el momento de cruzar su entrada: las paredes casi se rompen y se desvanece la sensación del monolito. Gracias a las transparencias de los espacios interiores y a una progresión de reflejos entre estancias a través del patio se logra crear una reverberación de la naturaleza exterior. Los arquitectos definen esta vivienda como un caleidoscopio “Cuando se accede dentro, la imagen de la naturaleza se va reflejando por todas partes, rompiendo los interiores, como si se tratara de una fotografía del artista Luigi Ghirri” explica Daria de Seta.
Un volumen anclado a nivel de la calle resuelve el acceso y el garaje. Desde ahí un descenso en talud permite acceder con suavidad a la casa que emerge desde la cota natural del terreno.
“La manera en que la casa se coloca en este lugar intenta no compactar y dejar que el suelo permanezca permeable, con los menores movimientos de tierra, respetando el nivel del suelo y el comportamiento del agua cuando llueve” remarca la arquitecta Anna Bonet.
En la planta baja de la casa se reúnen la mayoría de los espacios de la vida diaria: comedor, salón, cocina, y habitaciones para los invitados.
La entrada cuenta con un gran pasillo que, por un lado, está cerrado por una pared de hormigón y, por el otro, por una pared acristalada que da al patio. El pasillo se prolonga hacia una escalera que va a la planta superior y también permite acceder a la piscina que dibuja visualmente un efecto de trampolín hacia el horizonte lejano del mar.
El gran patio interior introduce el exterior hasta lo más privado y resuelve la casi totalidad de recorridos de la vivienda, actuando como distribuidor general de la casa sin que exista un pasillo que comunique las habitaciones. Las estancias de la casa se suceden alrededor de este eje central. Los límites laterales y traseros de la vivienda son opacos, pues el verde ya está dentro y se puede disfrutar del paisaje a través de la fachada principal acristalada del salón, incluso desde los espacios más alejados. Asimismo, la luz llega a todas las estancias desde la fachada.
La relación entre el paisaje exterior y el interior se da también en la forma de habitar la casa: en primer lugar, porque el comedor es un puente suspendido entre dos exteriores y, en segundo lugar, porque para cruzar de una habitación a otra de una manera privada es necesario salir al patio, ya que la alternativa sería pasar internamente por cada habitación.
El material dominante, adecuado para el concepto claustral de la casa, es el hormigón visto, mientras que para los interiores se ha usado también madera, metal y vidrio.