ARQUITECTURA: MIQUEL ANGEL LACOMBA. INTERIORISMO: LF91 PROJECT MANAGER.
Dos volúmenes geométricos perfectos componen la edificación de esta unifamiliar que se integra en el bosque mallorquín disfrutando de sus vistas, pero sin pretender usurpar el espacio. Los autores del proyecto han realizado un homenaje a la arquitectura popular en clave de modernidad adaptando la casa a las nuevas necesidades.
ESTILISMO: ANDREA PUSSIN. FOTOGRAFÍAS: MAURICIO FUERTES. TEXTOS: ADA MARQUÉS.
Esta vivienda enclavada cerca de la costa mallorquina llama la atención por la limpieza de su estructura concentrada en dos paralelepípedos que se mezclan entre ellos configurando un volumen asomado al paisaje cercano. Los volúmenes principales son de revoco blanco en línea con la arquitectura local y las aberturas y espacios de transición se han cubierto con lamas de madera.
La acentuada pendiente del solar y su orientación hacia el norte donde se disfruta de las vistas hacia la montaña y el bosque, han determinado la propuesta de la edificación. La intervención busca respetar en la medida de lo posible el bosque de pinos y encinas existentes, evitando grandes movimientos de tierras.
De este modo, el aparcamiento se produce a nivel del acceso urbano, formalizado con una estructura ligera, entre los árboles, evitando la creación de rampas en el interior del solar. La disposición de los volúmenes de la edificación permite la creación de un patio que busca especialmente la orientación sur en las zonas de estar y la creación de un ámbito más íntimo y recogido.
La posibilidad de acceder a la vivienda desde la cubierta, provoca la aparición de una escalera exterior integrada en el cuerpo de la planta piso, donde se sitúan los dormitorios. En la planta baja el estar-comedor y cocina forman parte de un mismo ámbito, con doble orientación hacia el patio al sur y hacia las vistas al norte.
El estudio, frente a la escalera, permite disfrutar de las vistas del patio mediante una gran puerta corredera de madera. La comunicación exterior se organiza a partir de un eje claro, con la escalera que se adapta al terreno en su inclinación y que respeta los árboles que van apareciendo a su camino. A un nivel más inferior se sitúa una piscina de forma alargada y adaptada al terreno, evitando las zonas sombrías del resto del solar.
En el primer espacio se ubica una funcional chimenea frente a una gran alfombra gris, que sustenta las mesas de centro. En el comedor se ubica una gran mesa realizada a medida por un carpintero con patas de hierro y sobre en madera. La
cocina está equipada con mobiliario de líneas escultóricas e intemporales. Esta habitación cuenta con magníficas vistas al exterior gracias a sus grandes ventanales. Por su parte, el baño está equipado con la bañera exenta y se abre a la habitación principal, además de contar con su propia entrada de luz natural. Un espacio pensado para el relax, agradable, luminosos y muy bien equipado.
Otro factor que se ha tenido en cuenta a la hora de crear esta casa ha sido el clima mediterráneo. Con veranos calurosos y húmedos e inviernos fríos con capítulos de fuerte viento, se ha adaptado la construcción al clima a través de sistemas de climatización pasivos, activos y a través de la configuración de la propia arquitectura.
Esto completa una arquitectura concebida para ser vivida, en la que los autores han pensado en todos los sentidos del ser humano para ofrecer estímulos visuales, olfativos, sonoros e incluso para el gusto.
En cuanto a la elección de mobiliario se ha actuado con criterios de cierta elasticidad temática, trabajando con piezas clásicas del diseño sin renunciar a dosis de personalidad que se aprecian en los detalles. El color blanco es la decisión más obvia de todo el proyecto y también contribuye a mejorar las condiciones luminosas del apartamento.