LOFT EN BARCELONA
PROYECTO: QUINTANA PARTNERS.
El espíritu del loft industrial embellecido por las aportaciones inesperadas de los interioristas que lo han rehabilitado. Así es este espacio de ensueño con personalidad arrolladora ubicado en Barcelona. Las cristaleras le dan un aspecto monacal que contrasta con la moto vintage y la cocina de esmalte color marfil. Un disfrute para los sentidos.
FOTOGRAFÍAS: JORDI MIRALLES. TEXTOS: PABLO ESTELA.
Quintana Partners, especialistas en reconvertir viejos espacios industriales o almacenes sin uso, se han ocupado de esta vieja fábrica de Barcelona reconvirtiendo los espacios para uso de vivienda con todas las características de un loft industrial. El aspecto final, con los añadidos del mundo de las antigüedades que han aportado los interioristas, es tan personal como sorprendente.
Llama la atención, nada más entrar en el espacio, las grandes cristaleras modernistas de variados motivos de color que se han colocado delante de las vidrieras a modo de obra de arte, aportando un extraño aspecto eclesiástico al conjunto y mucha personalidad.
La historia del loft como espacio para vivir proviene de los antiguos almacenes e industrias abandonadas de Nueva York. Todos recordamos algunos increíbles loft que hemos visto en películas inolvidables donde los protagonistas disfrutaban de espacios abiertos de aspecto industrial y tosco pero muy agradable.
Estos maravillosos espacios son originarios de los barrios más industriales de Nueva York que, a partir de los años 70 quedaron olvidados dejando almacenes, naves y fábricas enteras vacías y abandonadas. Éstas fueron rápidamente ocupadas y convertidas en amplias viviendas sin paredes. Primero de forma clandestina y, después, transformadas en espacios exclusivos vinculados a una filosofía de vida desenfadada e informal.
Para conseguir que un espacio respire el ambiente de loft debe cumplir con ciertas características fundamentales entre las que destaca el hecho de que sea diáfano y carezca de paredes y divisiones espaciales, así como que desprenda un aire industrial haciendo honor a sus orígenes.
La iluminación es un factor importantísimo para crear atmosferas distintas en un único espacio diáfano. Un loft, por definición, es un espacio luminoso. Originariamente los grandes ventanales eran su seña de identidad, como en este loft proyectado por Quintana Partners, donde además se ha aportado un plus con cristaleras procedentes de otros espacios.
En la decoración de un loft es clave facilitar el paso de la luz natural por todo el espacio evitando cualquier elemento que lo obstaculice. Por esa razón los interioristas dejan las instalaciones eléctricas a la vista, lo que potencia el estilo industrial.
Las lámparas se convierten en uno de los elementos fundamentales de la decoración y, sin duda, también deben ser fieles al estilo industrial. Diferentes puntos de luz ubicados a distintas alturas y con intensidades variables evitan dejar espacios con sombras.
Los materiales juegan el papel protagonista para dar definitivamente el aspecto industrial a tu loft. La mayoría son herederos de las técnicas constructivas de principios del siglo XX: hormigón crudo sin pulir, vigas y columnas metálicas, cemento en el suelo, carpintería de madera o de hierro colado. Los ladrillos de cerámica roja y los pavimentos hidráulicos también tienen importancia. Así como las grandes cristaleras, no siempre transparentes, que comunican con el exterior.
Sea cual sea el espacio que decorar, el mobiliario es el responsable de marcar la personalidad final. Para conseguir un lugar ligero se evita ubicar muebles altos y pesados que puedan obstaculizar el paso de luz. Aprovechar esquinas o paredes vacías para ubicar estanterías o armarios de altura para almacenaje, es otro de los recursos.
La antigua fábrica tenía espacios grandes y diáfanos, característica que ha aprovechado el estudio Quintana Partners, autores del proyecto, para diseñar una gran sala de estar. Los materiales naturales han mandado en la restauración: piedra, madera, cal, algodón, terciopelos, terracota, materiales reciclados, leña y metales, principalmente.
La decoración es divertida, simple y relajada. El mobiliario tiene mucha historia a sus espaldas, y sobre todo mucha personalidad. La mayoría de los muebles se han comprado en anticuarios, mercadillos, rastros y anticuarios. Piezas históricas y clásicas que se han adaptado perfectamente al nuevo espacio industrial. También se han dejado otras restauradas como el silo metálico que aporta un toque inesperado al salón.
Los suelos con cemento pulido son originales del espacio, aunque restaurados. Las paredes de ladrillo visto también han sido restauradas, al igual que las zonas que tienen piedra de marés.