PROYECTO: U+G ARQUITECTURA.
Este ecléctico dúplex en el sevillano barrio de San Bernardo, muy próximo al centro de la ciudad, es el resultado de un gran proyecto de reforma realizado por U+G Arquitectura para una pareja joven, enamorada del diseño, la arquitectura, la gastronomía y sus dos hijos.
FOTOGRAFÍAS: ANTONIO ARÉVALO, FOTOWORK.
El trabajo pasaba por la transformación total de dos viviendas situadas en diferentes plantas –baja y primera– dentro de un edificio plurifamiliar de cuatro pisos, en una única residencia dúplex. Cada planta tenía una superficie de unos 60 m2 aproximadamente y debía comunicarse por una escalera interior inexistente, ya que inicialmente a cada piso se accedía desde la escalera común del bloque de viviendas.
La planta baja de la casa estaba situada entre medianeras; la fachada delantera daba a la calle, mientras que la trasera se proyectaba hacia un patio interior de uso privado. El espacio era bastante oscuro y el patio trasero aún no había sido vinculado con la vivienda de una forma directa, sino que presentaba una fachada de pavés que, si bien dejaba pasar algo de luz, impedía las vistas. A esto se sumaba la situación de un baño. El resto de la planta era un único espacio salón-comedor-dormitorio con una pequeña cocina bajo la zanca de la escalera común. La planta primera, totalmente independiente de la anterior, presentaba dos dormitorios, un pequeño salón, cocina y baño.
La experiencia técnica del equipo de arquitectos de U+G pasaba por dibujar una nueva distribución para toda la vivienda. La primera planta debería contar con tres dormitorios, dos para los niños –con un carácter versátil para permanecer unidos o separados–, un dormitorio principal y dos baños, uno de ellos unido al dormitorio principal.
En la planta baja, se ubicarían el salón/comedor/cocina, así como un pequeño aseo. Además, se debía conseguir una zona de trabajo separada de alguna forma del resto del espacio. Y, por supuesto, había que lograr que la vivienda tuviera una relación directa con el patio trasero.
En primer lugar, se eliminó el baño que daba a la fachada trasera, colocando en toda su longitud el nuevo salón y abriendo un gran ventanal que mira al agradable patio. Pensando en el aspecto bioclimático de la vivienda, se colocó en esta zona de estar una chimenea de leña integrada con el gran ventanal, lo que aporta un plus al confort térmico y, por supuesto, estético. Uno de los diseños más acertados, realizado a medida para este proyecto, fue el frente de palillería de madera de pino teñido que oculta la televisión y que se funde con la puerta de la bodega.
Con la instalación de grandes ventiladores en el techo, junto a la ventilación cruzada de las ventanas, el patio interior y la altura de la planta baja (que siempre es más fría), se ha conseguido un gran confort término para los calurosos meses del verano sevillano, que hace innecesario el uso de aire acondicionado.
Otro de los elementos más llamativos de este trabajo fue el diseño de una escalera de comunicación, visualmente muy ligera, que queda muy bien integrada con el interiorismo de la casa. Así, se ha optado por una escalera de chapa plegada, lacada en negro y adosada a la medianera izquierda, con una barandilla de vidrio templado hasta el techo.
La arriesgada decisión de este proyecto fue la de colocar la cocina justo en el centro de la vivienda, de manera que toda la vida pivota en torno a ella. Parte de la cocina se colocó debajo de la escalera, integrada con los mismos materiales y colores. Aquí se han elegido electrodomésticos ocultos así como una campana empotrada en la encimera. Para este espacio, el equipo creativo de U+G también diseñó una mesa-comedor que se sitúa a continuación de la isla como si fuese un mismo elemento.
Y, justo en el centro de la planta, un cubo de madera lacado en amarillo brillo alberga un lavadero y un aseo. Finalmente, la entrada de la vivienda, que da a la fachada principal que mira a la calle, fue la zona elegida para situar el espacio de trabajo o lectura con una gran biblioteca, y que se ha separado del resto de la casa de manera sutil con un frente de hierro y vidrio.
Con una superficie no muy grande, la planta primera debía tener tres dormitorios y dos baños. En primer lugar, se optó por situar el dormitorio principal en la fachada trasera que da al patio interior, más tranquilo, así como vincularlo a un baño que asoma como “una grieta vertical” –sin puerta–, enmarcado por un precioso mueble-lavabo heredado y restaurado por los propietarios. A un lado, se instaló una cabina cerrada de vidrio al ácido para la ducha, y al otro, una segunda para el WC, algo que garantiza la privacidad de sus propietarios.
Los dos dormitorios de los niños se emplazan en la fachada principal que tenía más luz y para ellos se diseñó un sistema de puertas correderas suelo-techo con guía Klein que permite unirlos. Para ganar espacio, se colocó una cama abatible en la pared. En el baño de los chicos se instaló una puerta corredera con ojo de buey y se continuó con la estética industrial jugando con el binomio de colores blanco y negro.
Quizá, el lugar más interesante de esta primera planta es el espacio que quedó en medio de las dos fachadas y que distribuía los dormitorios, convertido ahora en un espacio multifuncional, principalmente para el estudio de los niños. Aquí se aprovechó al máximo el espacio fabricando a medida una mesa DM lacada blanca con led de luz indirecta.