PROYECTO: NICOLA TREMACOLDI.
En el corazón del Ensanche de Barcelona se sitúa esa magnífica reforma integral de un apartamento realizada por el arquitecto Nicola Tremacoldi, que destaca por su inteligente distribución y elegancia.
FOTOGRAFÍAS: JORDI MIRALLES.
La nueva configuración de la vivienda, que tenía una distribución original anticuada y oscura, supuso un importante reto a la hora de responder a los deseos de los clientes de crear un espacio fluido que articulara la zona de convivencia de la casa y aumentara su luminosidad. En este espacio fluido, la cocina se articula armónica y naturalmente con el comedor y la zona de estar creando un continuo donde compartir la alegría de la vida familiar.
Para armonizar y jerarquizar este volumen vacío se han utilizado dos elementos: una celosía de lamas verticales en roble macizo, para la zona de entrada y el distribuidor, y las variaciones altimétricas en el falso techo, para la zona de cocina, comedor y sala.
Entre los requisitos de los clientes resultaba prioritario transformar la vivienda convirtiendo la cocina en el centro de su hogar. Es así que se ha concebido la isla de la cocina como el eje generador del proyecto, que le ha permitido su desarrollo: circulación, funcionalidad, ergonomía de trabajo, almacenamiento, luz natural, materialidad, colores, texturas y espacio vital. La zona de cocción coincide con el centro de la amplia isla y se convierte en el “altar” inspirado en el ábside de la iglesia que se puede ver desde su ventana.
La cocina presenta en su paneleado a pared una puerta pivotante escondida que permite el acceso a la habitación suite.
Otro requisito prioritario de los clientes era ordenar e integrar en el espacio una importante colección de pinturas de distintos autores. Así que en el proyecto se desarrollan una serie de ejes visuales que quieren generar puntos de vista privilegiados para encuadrar las pinturas a exponer. Esos ejes visuales se materializan mediante las líneas de juntas del suelo –piezas de gran formato cerámico de 300X100 cm– y la colocación de algunas luminarias lineales.
La forma de exponer las distintas pinturas ha sido integrándolas de manera diferente según si estuvieran o no enmarcadas, y siempre colocadas enrasadas con el paneleado que le corresponde. Se ha querido huir de la imagen de casa museo mediante la generación de una mutua dependencia cromática entre las pinturas y el cromatismo de los materiales elegidos que conforman los espacios.
El resto del apartamento cumple con el programa funcional de tener dos habitaciones dobles y un lavabo. El pasillo que distribuye a dichas estancias, se configura de forma no lineal, para generar efectos de intimidad y de sorpresa.