Rural, actual y eficiente
PROYECTO: DOM ARQUITECTURA.
El terreno está situado en una antigua aldea que se comenzó a rehabilitar hace quince años y que actualmente consta de cinco casas. La parcela está rodeada de un entorno natural privilegiado con unas vistas fantásticas del parque natural del Cadí y el Valle de la Cerdanya.
FOTOGRAFÍAS: JORDI ANGUERA. TEXTOS: PAU MONFORT.
El proyecto está condicionado por una exigente normativa de la zona, que obliga a construir con los materiales exteriores tradicionales de la piedra de la zona y cubierta inclinada de teja cerámica manual.
La casa ceretana pretende pues, integrarse en el lugar y en las casas del pueblo existentes, utilizando sus mismos materiales y elementos básicos de la construcción del lugar: la fachada de piedra, la cubierta de teja, la era o el jardín, los porches y el acceso por la puerta ceretana. Suponía un reto importante el hecho de construir una casa con unos elementos tan tradicionales pero, a la vez, conseguir que fuera actual con una atmósfera acogedora.
En primer lugar, se toma la decisión de construir la casa con estructura de madera, afrontando el proyecto desde una estrategia bioclimática, para conseguir una casa eficiente y sostenible. Usando este sistema constructivo se reducen también los residuos de la construcción.
Por lo tanto, el proyecto ya contaba con tres materiales diferentes para su construcción. La piedra y la teja cerámica, debido a los condicionantes de normativa, y la madera como material estructural. Uno de los objetivos fue intentar resolver casi todos los elementos de la casa con estos tres materiales. A éstos se les suma el hierro, material con el que se resuelven encuentros y se diseñan luminarias que aportan orden y singularidad en los detalles interiores.
El terreno tiene una pendiente importante del 20%. La intención era construir la casa en una sola planta, para participar al máximo del jardín. Se propone hacer el acceso a la casa a nivel de la calle, teniendo solo el vestíbulo y el garaje a esa cota y ubicar el resto de la vivienda a una de 2,6 m por debajo de la calle. Decisión que implicó enterrar parte de la casa, integrándose así en la topografía del terreno.
La parcela de forma casi cuadrada y orientada hacia el sureste, permite generar una planta en L, con dos alas perpendiculares, que se apoyan en los lindes de la parcela y generan: la zona de día, con las estancias principales y la zona de noche con los dormitorios.
El muro de piedra sobresale ligeramente de las cubiertas y remarca aún más estas formas simples predeterminadas por la parcela, dibujando una serie de pendientes y contrapendientes, que dotan a la casa de una geometría singular.
Las pendientes de las cubiertas de las dos alas de la casa, convergen hacia la era, creando un voladizo continuo alrededor de la casa, y un gran porche cubierto en uno de los extremos.
El volumen de nexo entre las dos alas tiene dos plantas, y es el único que tiene la pendiente de la cubierta hacia el exterior, generando también un porche para el acceso de la casa.
La planta revestida de piedra en su totalidad presenta dos vacíos, uno en la zona de las habitaciones y otro en la zona del porche. Estos retranqueos van revestidos de madera exterior, un material que surge al eliminar la piedra, dando a entender la importancia de la madera como material principal de la construcción de la casa. También sucede lo mismo en el acceso desde la calle en planta primera, donde el retranqueo, queda revestido de madera, respecto al volumen de piedra.
En la arquitectura tradicional y rural, las casas se cerraban al exterior, querían protegerse, no necesitaban ver el entorno donde llevaban todo el día trabajando. Esta casa está situada en un entorno rural, queda cerrada a la calle y al vecino, zona norte, pero pretende, por el contrario, abrirse a la era y el jardín, disfrutando así del paisaje prestado que la naturaleza ofrece desde cualquier estancia interior.
El hecho primitivo y la tradición de reunirse alrededor del fuego, como momento de recogimiento familiar, era un concepto que se pretendía mantener. El gran espacio abierto de la zona de día va generando estancias semi recogidas, mediante el mobiliario, abrazando los espacios y formando zonas más acogedoras, típicas de las zonas de montaña. El sofá alrededor del fuego, el banco, la mesa, la isla de cocina, van marcando el ritmo de las diferentes estancias dentro de un espacio visualmente continuo.