Esta vivienda, realizada por Alex March, recuerda los pisos de la alta burguesía catalana de la segunda mitad del siglo XX. En cada uno de sus espacios, amplios y luminosos, se respira una sobriedad intencionada, que permite admirar las numerosas piezas de diseño y obras de arte de su interior.
Fotografías: Daniel Schäfer. Estilismo: Erika G.
Todo fluye de manera relajada, en un ambiente muy mediterráneo, con elementos que evocan a la naturaleza mediante sus formas y colores. El blanco en techos y paredes, y también en el cortinaje, potencia la sensación de calma. Belleza, simetría, organicismo, espacios llenos de fuerza y personalidad con la luz como principal protagonista.
Es en el salón donde la vivienda muestra su fuerte carácter. Un espacio sugerente que no deja indiferente por su profusión de detalles y la genial mezcla de piezas de mobiliario con obras de arte, piezas de cerámica artesanal y plantas naturales. Un confortable sofá de cuero blanco de la firma Pilma invita a sentarse y deleitarse contemplando el maravilloso conjunto. Frente a él dos mesitas de centro diseñadas por Patricia Urquiola para la firma Kettal: sobre una de ellas descansan dos piezas artesanales de cerámica realizadas por Mari Masot & Faye Sevilla Smith.
Entre los grandes ventanales, la pared frontal se ha panelado con madera de roble. Carácter noble para destacar una obra pictórica del artista Iñaki Moreno que descansa sobre un mueble suspendido Stockholm Slime de Punt Mobles. La silla Shell Chair CH07 tapizada en blanco, de Carl Hansen & Son, se integra con su ligereza flotante en este maravilloso conjunto. Otra pieza icónica situada al otro lado del salón: el sofá en cuero envejecido N701 diseñado por Jacques Deneef para Etnicraft. Sobre él, un toque chispeante: el rojo de una pareja de cuadros obra de Iñaki Moreno.