PROYECTO: ASCOZ ARQUITECTURA.
Colin tenía diez años cuando su familia construyó su casa. Y, con la ilusión propia de la niñez, se involucró muy personalmente en el diseño de su futuro hogar. Le interesaba tanto la parte técnica como constructiva. Youtube fue su mejor aliado para saber de qué hablaba. Y así es como nació la casa Colin, que lleva su nombre en honor a la implicación total del niño en el proceso.
FOTOGRAFÍAS: ALEJANDRO GÓMEZ.
Colin y sus padres vivían hasta entonces en un adosado. De carácter muy abierto, una familia muy social, de gran arraigo en Cullera y muy trabajadores, soñaban con un espacio donde invitar a familiares y amigos. Un lugar que recordara a las casetas de campo tan recurrentes en la zona pero que preservara la privacidad de la vivienda familiar.
Eso, sumado a que desde el nivel de la parcela no había vistas directas al mar, hace plantear un proyecto en tres alturas. La primera es la planta baja, con acceso al jardín y a un gran porche donde recibir a los amigos y disfrutar de barbacoa, paellero y piscina. Incluye, además, dos dormitorios de invitados. Sobre ese nivel, la primera planta y la azotea conforman el hogar.
Así, a nivel constructivo, la vivienda, a modo de prisma, se eleva sobre el jardín, apoyándose en cuatro pantallas de hormigón que sustentan toda esta estructura. Todas las estancias de la vivienda se ubican en el nivel superior, con lo que se puede gozar de vistas al mar desde cualquier punto y se logra la mejor orientación posible. En total, toda la residencia ocupa una superficie de 620 metros cuadrados.
El volumen de la vivienda genera, a su cobijo, espacios de sombra que conforman la planta baja de la residencia, habitable durante todos los días del año, con independencia de la estación. Y eso se consigue gracias a unas carpinterías que se ocultan dentro del muro para crear un salón cerrado para los meses de temperaturas más bajas. El aislamiento y el suelo radiante con que está equipada la vivienda garantiza el bienestar térmico en todo momento.
Pero las soluciones aportadas por el equipo que ha realizado el proyecto han ido más allá de las dos plantas de la vivienda. También el sótano y la cubierta superior se han habilitado para la vida familiar. Las zonas de servicio, el garaje y la sala de juegos se enmarcan en el zócalo inferior mientras que la cubierta de la vivienda, a la que se accede por una escalera exterior, aporta la posibilidad de disfrutar de unas espectaculares vistas al mar.
Siguiendo las pautas marcadas por las austeras líneas de la arquitectura de esta vivienda, el proyecto de interiorismo ha planteado unos interiores muy vinculados al paisaje exterior y que, al mismo tiempo, reproducen el sosiego y la tranquilidad que anticipan sus muros.
En su interior la vivienda se ha proyectado con unos ambientes muy cálidos, combinando una paleta de tonos monocromáticos, que se complementan con un mobiliario dispuesto de forma muy cuidada. Los propietarios han participado muy activamente a la hora de escoger el mobiliario y han colaborado en la elección de los materiales de los acabados interiores, estableciendo un diálogo fluido entre ellos y el arquitecto.
Las estancias se han amueblado de forma minimalista, apostando únicamente por el uso de las piezas imprescindibles y dejando de lado lo superfluo, de modo que se han creado atmósferas acogedoras y limpias, que invitan a la relajación y a la tranquilidad. Una sencillez y depuración que se ha seguido también en los baños, en los que dominan materiales naturales como la madera y el mármol.