PROYECTO: IGNACIO INFIESTA & ENRIC MAS. PROMOTORA: AAA BARCELONA.
El propietario de este ático, con terraza y privilegiadas vistas a Barcelona, es un amante del ciclismo con tres hijos. Quería una atmósfera acogedora y personal, que se alejase de convencionalismos y evitara, especialmente, los espacios hegemónicos en color blanco.
FOTOGRAFÍAS: EUGENI PONS. ESTILISMO: MAR GAUSACHS.
El piso está conformado por una bonita estructura de pilares metálicos y bovedillas de hormigón en el forjado. El estudio de la estructura, marcó desde un inicio el orden y las nuevas posibilidades que la reforma podía ofrecer. El principal problema del estado actual era la poca fluidez entre las diferentes estancias o actividades del hogar. También una nula relación entre la cocina, el salón y comedor.
En consecuencia, la zona de día quedaba muy reducida y descompensada respecto al resto de la vivienda. Sin duda, la intervención debía adaptar el apartamento a las nuevas formas de entender la vida en el hogar: mucho menos estancas y más fluidas en sus transiciones, pero con el objetivo claro de saber diferenciar y dar carácter a cada uno de los espacios a través de un buen diseño.
A nivel estético, desde un inicio, se pensó cada estancia en sí misma, primero de forma conceptual y luego dando coherencia y armonía a través de un uso lógico y equilibrado de los materiales y colores. De tal forma que este conglomerado de referencias queda sumergido en la unidad estética que los materiales dan a los espacios.
Los autores tuvieron como referencia la arquitectura mediterránea de entre los 50’ y 70’, incorporando con más énfasis en la zona de salón este tipo de arquitectura interior Como ejemplos, un mueble para el sofá que delimita el espacio de estar y transita hasta la chimenea y un pequeño estudio o el techo enyesado con revoltón catalán que se extiende por toda la zona de día.
De la arquitectura japonesa les inspira la circulación fluida y sin puertas. Así lo han plasmado en las relaciones entre la cocina, el salón y comedor donde, dependiendo en la posición donde se sitúen los propietarios, el apartamento se “cierra” o se “abre” según las necesidades, pero siempre sin ningún elemento que interrumpa el paso. Para la elección de los materiales se ha buscado una línea más minimalista e internacional.
El suelo es un clásico parqué en formato Punta Hungría de roble natural, que funciona como soporte en el que exponer los objetos. El verde como elemento protagonista en el mueble y la zona de comedor y luego un juego sutil entre el negro, marcando la estructura y la iluminación y el blanco como fondo de limpio que aporte ligereza. Para los baños se opta por colores complementarios al verde; colores tierra, rojizos y salmones que dan un aire cálido y tranquilo.
Para la máster suite se pensó como si se tratara de una habitación de hotel donde sentirse a gusto. La idea principal fue romper el espacio de lavabo en varias piezas disgregadas y así poder generar un espacio más fluido y rico. Un mueble separador entre la cama y las zonas de aseo, integra a su vez lavabo y armario. En él se apoya una puerta corredera que separa completamente estas dos zonas y también las comunica si es necesario.
Como transición entre el lavabo y la cama, aparece un tocador o escritorio. Aquí la presencia del roble se hace mayor con el objetivo de aportar un ambiente cálido. Tanto el suelo como los plafones y puertas de armario configuran una unidad de madera. Para el lavabo se escoge un porcelánico negro y la ducha vuelve al verde oscuro como espacio de intimidad y relajación.