PROYECTO: ESPAIS ANNA MARSAL.
En el diseño de Anna Marsal para la reforma de este apartamento, todos los materiales conviven en perfecta armonía, creando una atmósfera cálida y tranquila para desconectar, proyectando un entorno de quietud que invita a disfrutar de las jornadas sin prisas.
FOTOGRAFÍAS: MERCÈ GOST PHOTO.
Antes de la reforma, los espacios estaban muy compartimentados y apenas contaba con luz natural. La vivienda está situada en una de las mejores zonas de Igualada, Barcelona, ocupa más de 150 m2 y ha necesitado una importante reforma.
El equipo de Espais Anna Marsal tenía un objetivo claro: hacer desaparecer los espacios compartimentados de la distribución antigua y aportar luz natural al apartamento. El piso respira un aire minimalista natural. Con la madera de roble como protagonista, acompañada de los colores neutros como base del proyecto.
En este ambiente de cuidado equilibrio, la identidad del espacio estuvo condicionada, desde el principio del proyecto, por la forma del piso: una planta cuadrada abierta completamente al exterior. Sobre ella se dibujaron dos áreas diferenciadas: la llamada zona opaca, donde se encuentran las habitaciones y los dos accesos (el principal y el de servicio), y la zona de día donde se ubican la sala de estar, el comedor, la cocina y la terraza.
Al entrar en el apartamento, se accede directamente a la zona de día. Los muebles del salón son lacados en blanco con un toque de madera y negro, e incorpora la zona de chimenea de bioetanol, que sustituye a la de leña, la TV y el mueble bajo.
El mueble bajo está pensado para que cumpla con diferentes funciones y se prolonga hasta cerrar el espacio mediante una celosía. Esta celosía permite dar privacidad al espacio y, por otro lado, sirve como zona de recibidor y zona asiento para cambiarse los zapatos al llegar a casa.
Otro mueble que ha sido diseñado en esta zona es la librería. Se optó por equipar toda la pared con un mueble práctico y decorativo que combina estantes abiertos con un espacio inferior de almacenaje. Se proyectó todo en madera de roble siguiendo la línea del piso.
La zona del comedor está equipada con una gran mesa ovalada para darle fluidez al espacio. La protagonista en esta zona es la gran lámpara, en tono natural que acaba de vestir la zona, y el tapiz en papel de la marca Rue Vintage que viste el espacio.
Una de las piezas clave de este proyecto es la puerta que une el comedor con la cocina. La idea era tener unas puertas que permitieran tener una cocina abierta, a la vez que dejara entrar el máximo de luz natural hacia el comedor. Para ello se proyectó una puerta de cuatro hojas acristaladas con madera de roble que juegan con la geometría.
Un distribuidor conecta la zona de día con la zona de noche. Mediante un sistema de correderas que, más que puertas, adquieren discretamente el rol de paramentos móviles que abren y cierran las estancias de la casa a conveniencia.