PROYECTO: OWN + FELIPE CABOCLO ARQUITECTURA.
El proyecto nace de una colaboración entre despachos amigos los cuales tienen una manera de proyectar muy similar. Con una geometría simple y limpia, se desarrolla una casa que gira en torno al espacio exterior que se enfatiza desde cualquier punto de la vivienda.
FOTOGRAFÍAS: MANOLO R. SOLÍS.
La transparencia y la privacidad fueron los factores a considerar a la hora de diseñar el proyecto. Con grandes vistas hacia el campo del golf y los magníficos árboles existentes en el entorno era necesario tener en cuenta las panorámicas de esta casa.
El proyecto sigue una línea de diseño sostenible y bioclimático, con un análisis previo de la climatología y orientaciones de los elementos naturales locales, utilizando los mismos para beneficio del consumo energético de la vivienda y el bienestar de los habitantes.
La casa se orienta al norte en su mayor parte sin olvidar los recursos para recibir la mayor iluminación natural. Esto se realiza por medio de ventanales de piso a techo, que son cubiertos por una fachada dinámica generada por paneles de louvers amaderados que permiten generar privacidad cuando se requiere y, a su vez, abrirse a las vistas del campo, desde la intimidad de cada espacio.
Los alerones en la losa de las recámaras, que sirven como chimeneas de extracción de aire caliente, ayudan a iluminar de manera natural cada espacio y a disminuir la temperatura interior, generando áreas con ventilación fresca y oxigenada, y disminuyendo el uso de aires acondicionados a lo largo del año.
La paleta de materiales seleccionados para el proyecto –hormigón, madera, acero y cristal– genera un ambiente elegante y sutil, creando un entorno de tranquilidad y paz en los espacios, y generando un mayor bienestar de los usuarios.
El primer nivel se proyecta como planta libre dividida por paneles de madera correderos, para generar privacidad en los espacios de cocina, y área de televisión. Los cuales se integran por medio de la terraza y alberca, que corresponde a la geometría de la terraza en segundo nivel.
El segundo nivel se proyecta como un área privada que se utiliza para contener las cuatro habitaciones y un family room. Todas ellas unidas por una terraza perimetral, dotando a cada espacio con una relación interior/exterior, buscando siempre el aspecto biofílico en el habitar cotidiano.
En su interior la vivienda se ha proyectado con unos ambientes muy cálidos, combinando una paleta de tonos, que se complementan con un mobiliario dispuesto de forma muy cuidada. Los propietarios han participado muy activamente a la hora de escoger el mobiliario y han colaborado en la elección de los materiales de los acabados interiores, estableciendo un diálogo fluido entre ellos y el arquitecto.
Las habitaciones se han amueblado de forma minimalista, apostando únicamente por el uso de las piezas imprescindibles y dejando de lado lo superfluo, de modo que se han creado atmósferas acogedoras y limpias, que invitan a la relajación y a la tranquilidad. Una sencillez y depuración que se ha seguido también en los baños, en los que domina el blanco absoluto.
La madera de los alerones exteriores y los techos de hormigón componen un marco natural y en cierto modo salvaje, para enmarcar las panorámicas de que disfruta esta vivienda. De esta forma, al igual que la arquitectura está pensada para la integración de los volúmenes en la tierra, el interiorismo asume la misma vocación y declara sin complejos que el entorno es lo que prima en este proyecto.
El tratamiento cromático de este proyecto, intencionadamente armónico, busca establecer una relación directa entre la vivienda y su entorno luminoso y caracterizado por una gama de colores similar a la que se ha utilizado en paredes y tejidos para tapizar. El contraste con los pavimentos es otra forma de evocar los paisajes cercanos.