PROYECTO: ESTUDIO VILABLANCH.
El estudio Vilablanch, formado por Elina Vilá y Agnès Blanch, firma este proyecto de arquitectura interior desarrollado en un apartamento en el Putxet (Barcelona). La vivienda se ubica en un icónico edificio proyectado en los años ’70 por los arquitectos MBM (Martorell, Bohigas, Mackay).
FOTOGRAFÍAS: JOSÉ HEVIA.
El estudio Vilablanch recibió el encargo de actualizar una de las viviendas situadas en un edificio histórico. El objetivo era mantener la esencia de esta obra tan representativa de la arquitectura barcelonesa de los años ‘70, adaptándola a las necesidades de funcionalidad, distribución y confort de la vida actual, con una estética contemporánea y uniformidad en el uso de materiales.
En cuanto a la distribución del espacio, que ocupa 115 m2 en total, la reforma debía cumplir tres requisitos clave: otorgar más protagonismo a la cocina, crear una habitación para cada hijo y aumentar el número de baños para disfrutar de más privacidad. De este modo, se ha hecho una redistribución de la planta acorde a las nuevas necesidades de los usuarios. La reforma ha conservado la esencia original de la vivienda, apostando por la funcionalidad y usando materiales y soluciones técnicas innovadoras que permiten dotar de uniformidad al proyecto.
El proyecto de arquitectura interior de Vilablanch siguió una estrategia muy clara: conectar espacios y unificar materiales, buscando crear casi un único espacio o espacios diversos con un único tratamiento. El piso mostraba una distribución anacrónica en cuanto a las necesidades de la vida actual. Con un lenguaje contemporáneo, la reforma ha permitido dotar de nuevos usos la estructura original de la vivienda, creando amplios espacios de vida en común y espacios más íntimos para cada miembro de la familia.
Tras la reforma, las categorías de los distintos espacios son más difusas, lo que aporta una mayor flexibilidad a la vivienda. Ahora se puede trabajar en el comedor vigilando los fogones, o disfrutar de una charla en la cocina mientras se prepara la cena. La reforma ha abierto la cocina al resto de la vivienda y la convertido en el centro de hogar.
El lavadero y la cocina se han unido para lograr un espacio más amplio que integra un comedor. Además, se han eliminado las tres puertas de entrada a la cocina, una de las cuales conectaba con el cuarto de servicio o de plancha. Ahora la cocina se abre al salón y se conecta al resto de la vivienda.
Un panel corredero que puede moverse a ambos lados aporta flexibilidad a la zona de día, al permitir tres posibles posiciones: la cocina puede quedar totalmente abierta si el panel se desplaza por delante del televisor; la cocina puede quedar medio abierta, con un paso de 70 cm, si el panel se desplaza hacia el pasillo de la entrada; y, si se quiere mayor privacidad, el panel puede disponerse de modo que la cocina quede cerrada, dejando a la vista la gran pantalla de TV del salón.
El segundo cambio de uso destacable tiene que ver con el baño. Para que toda la familia pueda tener mayor privacidad, el proyecto aumenta de dos a tres los baños de la vivienda, de los cuales uno se integra en la habitación de matrimonio. Parte del espacio que ocupaba el baño que antes compartía toda la familia se ha incorporado a la habitación principal. Esto ha implicado una reorganización importante de esta habitación, ya que el baño en suite además de ducha cuenta con una bañera exenta. Contiguo a este baño se ha creado otro para los niños. El baño de la entrada se ha ampliado y reformado íntegramente para uso diario de la familia y también para los invitados.
Asímismo, en la redistribución se consideró necesario que cada niño tuviera su espacio para dormir y trabajar dentro de la habitación. La antigua habitación de servicio conectada a la cocina se ha convertido en una habitación infantil, a la cual se accede por el distribuidor de las habitaciones.
Se ha tomado la decisión de hacer más amplia la zona de estar, incorporando el espacio que ocupaba la antigua terraza. El salón se ha convertido en una habitación confortable y acogedora, conectada a la cocina Bulthaup a través de un gran panel corredero realizado en contrachapado de abedul, que es el mismo material que se ha utilizado en las librerías y el banco que han sido diseñados a medida para el salón. Las dos librerías, dispuestas una frente a la otra en ambas paredes del salón, están conectadas por el banco que queda situado justo debajo de las ventanas, y que puede ser usado como banco o como estantería.