CASA EN LA BAHIA
PROYECTO: JANÉ&FONT ARQUITECTURA E INTERIORISMO.
La casa se levanta en la Costa Brava enclavada en un bello paraje entre las montañas que envuelven el acceso y las vistas a la bahía que prolongan la belleza del jardín. Una vivienda proyectada con terrazas pensadas para disfrutar de las vistas en cuyo interior se ha cuidado la armonía de los espacios con mimo y coherencia visual.
FOTOGRAFÍAS: JORDI MIRALLES. TEXTOS: ADA MARQUÉS.
La casa, situada en la cima de una pequeña colina cerca de Sa Tuna, en la localidad ampurdanesa de Begur, disfruta de una vista panorámica espectacular con la máxima privacidad. La inmediatez de la Costa Brava no es ajena a este maravilloso emplazamiento que brinda unas vistas inigualables desde la casa, sea cual sea el ángulo.
Una obra nueva, voluminosa y clara ubicada sobre la bahía, con una resolución muy sencilla: los volúmenes de esta casa bien construida y adaptada al paisaje se equilibran generando un todo armónico y centrado. Los arquitectos han sabido conjugar las líneas esenciales de la arquitectura racionalista con el paisaje armonioso del Mediterráneo.
Los volúmenes blancos se suceden con discreción en la fachada anterior y se convierten en dos planos de diferente planta en la posterior, donde se halla el jardín.
La vivienda se enclava en una parcela con cierta pendiente que ha facilitado la decisión de acondicionar las terrazas en cada planta y permitir que las vistas se introduzcan a través de grandes cristaleras montadas con perfilería de aluminio.
Con cuatro habitaciones, dos de ellas tipo suite, esta unifamiliar ofrece terrazas amplias para disfrutar del sol en la primavera y en el verano. La casa se abre, generosa, hacia un terreno de 1.500 m2 con una piscina que se enclava en una elegante tarima de madera. A su alrededor se ha plantado césped configurando un espacio de relax muy agradable al aire libre. Tras la casa una serie de arboledas cierran, con el verdor del bosque, el paisaje trasero. Azul por delante y verde por detrás, el entorno se configura con los colores armónicos del mar Mediterráneo.
El programa de distribución es tan eficiente como contrastado en este tipo de construcciones. La planta baja, en contacto directo con el jardín, alberga el salón, el comedor y la cocina, que se suceden en espacios abiertos. Una escalera de madera permite acceder a la planta superior donde se encuentran los dormitorios de la casa, todos con un agradable y bien iluminado baño.
Las paredes de toda la vivienda son blancas y en algunas zonas se han ocultado las instalaciones bajando el techo unos decímetros. Los suelos son de microcemento de color gris claro que armonizan perfectamente con el blanco de las paredes y las vistas que entran por los ventanales.
La práctica y bella cocina se integra en un espacio alargado, con vidrio y luminoso, que se extiende lateralmente a una gran terraza accesible desde la cocina misma. La unidad de la cocina, el comedor y la sala le otorgan a este espacio una calidad integradora y humana.
La se acentúa por la ausencia de elementos superfluos. Tan solo los muebles necesarios para plantear la vida cómoda en el interior y una agradable sensación de amplitud que se acentúa con las vistas de la casa. El salón ocupa un extremo de la gran planta abaja abierta, configurado por dos grandes sofás colocados en ángulo que se cierran con una mesita de centro y un mueble estantería que marca la frontera con el comedor. Éste se compone de una gran mesa de madera con patas metálicas y unas sillas clásicas de diseño del siglo XX. Un poco más allá se encuentra la cocina, con una isla de trabajo de madera clara en el espacio más cercano al comedor y una pared completamente equipada con muebles de color blanco que permiten almacenar y realizar algunas tareas culinarias.
El pavimento de microcemento unifica todo el espacio y tan solo la presencia de una alfombra en la zona de comedor y algunos cuadros en las paredes, rompen la uniformidad de esta área. La iluminación se resuelve con focos empotrados en todo el perímetro del techo. Tan solo una lámpara de suspensión y otra de pie en la zona de sofás, rompen a monotonía de los focos. Por otro lado la iluminación natural es tan potente que se hace innecesario el uso de lámparas hasta que la oscuridad se apodera de la casa por completo.