UNIFAMILIAR CON VISTAS
PROYECTO: CAÑAS ARQUITECTOS.
El arquitecto Víctor Cañas proyecta esta magnífica casa en los alrededores de la ciudad de San José pensando en las necesidades funcionales de un clima exigente. Por ello decide cerrarla al exterior y desarrollar la vida alrededor de un patio de luz y aire que mejora las condiciones de la vivienda y le brinda energía.
FOTOGRAFÍAS: FERNANDO ALDA. TEXTOS: ADA MARQUÉS.
La casa Kalida se sitúa en un desarrollo habitacional al oeste de la ciudad de San José de Costa Rica, en un clima relativamente seco y caliente, y con vistas a las montañas lejanas ubicadas al norte, este y sur.
El edificio se encuentra en una curva, se accede desde el lado interno de la misma y se abre hacia otra calle y espacios de recreación del residencial en la parte posterior. Aunque hay bastante vegetación alrededor, no hay mucha sombra cerca, lo que hace que el clima local sea casi árido en verano, aunque por suerte tampoco hay muchas construcciones que bloqueen los vientos frescos del noreste casi todo el año.
Los propietarios son una pareja (ella es arquitecta) y sus dos hijos. Como buena profesional que es, la propietaria se involucró y colaboró en todas las etapas del proyecto enriqueciendo el diseño y el producto final.
Desde un inicio se tomaron dos decisiones, una fue ventilar toda la casa naturalmente, con la posibilidad de cerrar partes de la misma y encender el aire acondicionado de vez en cuando. El hecho de tener que cerrar tres lados de la casa para mantener la privacidad –sólo se pudo dejar la fachada norte abierta, ya que sólo ese lado está a cierta altura de la acera– sustentó la otra decisión inicial de tener un patio interno, la cual también corresponde al deseo de tener un patio que ayude con la ventilación, la iluminación y se vuelva un punto focal dentro del proyecto.
Este patio central es de doble altura y se rodea con un corredor perimetral de vidrios móviles en ambos niveles, que se abren para ventilar todo los espacios principales del interior de la casa, y acceder al patio central en la planta baja.
Su diseño es sencillo con cierta inspiración oriental. Un árbol Flor Blanca que, una vez maduro llenará el espacio y una fuente que con su sonido y humedad durante el seco verano, ahora refresca el ambiente, son sus puntos focales. Al entrar en la casa por primera vez, se camina por debajo de un techo de metal y vidrio que deja ver la totalidad de un muro de acero inoxidable de doble altura del que forma parte la puerta principal. El vestíbulo de doble altura es atravesado por un puente con barandal transparente que se acentúa por un muro alto detrás del puente, frenando la vista, pero no la tapa totalmente del patio central detrás. Desde aquí, a la izquierda está el garaje, cocina y servicios, y a la derecha se topa con unas escaleras de madera que suben al segundo piso, o se camina al lounge y la sala principal. Una vez rodeado un poco este muro vestibular, se abre la vista y se logra ver todos los espacios sociales principales de la planta baja; detrás del patio central se ve el puente que articula la sala con el comedor y una terraza.
Dicho puente es la única parte de todo patio central que no tiene segundo piso, este hecho hace que los volúmenes en la segunda planta a ambos lados, enmarquen y ayuden a crean una fuga visual a través dicho puente, sobre la terraza inmediatamente detrás, hasta la altura de los árboles del espacio comunal más allá de la propiedad, con lo que se crea una sensación de gran amplitud. Al llegar arriba se puede pasar por el puente encima del vestíbulo y llegar a los dos dormitorios de los hijos y uno de huéspedes, o tomar a la derecha para pasar por la sala de estudio familiar y llegar al dormitorio principal.
En cuanto a la elección de mobiliario se ha actuado con criterios de cierta elasticidad temática, trabajando con piezas clásicas del diseño sin renunciar a dosis de personalidad que se aprecian en los detalles. La elección parece obvia ya que se trata de un proyecto cuya arquitectura marca tendencia en el entorno local.