APARTAMENTO EN MADRID
PROYECTO: LUCAS Y HERNÁNDEZ-GIL ARQUITECTOS.
Este apartamento está en un edificio del arquitecto Gutiérrez Soto, de los años cincuenta, de los primeros ejemplos de estructura de hormigón armado en edificios residenciales. El objetivo de la reforma es buscar un espacio con un concepto a medio camino entre una casa y una galería de arte, sin perder la escala y la comodidad de un espacio doméstico.
FOTOGRAFÍAS: JOSÉ HEVIA. TEXTOS: JOAN GUINARDÓ.
La H71 es una casa de unos dos mil metros cuadrados situada en el límite entre la zona del museo de Madrid en el Paseo del Prado y el Barrio de las Letras, modelo de la ciudad antigua. El edificio es de los años 50, realizado por Gutiérrez Soto, el arquitecto nacido en Madrid, y uno de los primeros ejemplos de estructura de hormigón en un edificio residencial en Madrid.
Los propietarios buscaban una casa en el centro de la ciudad, soleada y desde donde se vieran los techos de la capital. Encontraron una residencia con estas características, pero estaba completamente compartimentada, por lo que fue necesaria una remodelación completa.
La estrategia firme partió de una necesidad, un espacio grande, abierto y claro para la colección de arte del propietario. Se deja la estructura de hormigón a la vista, lo que permitió esta flexibilidad que los arquitectos estaban buscando en la nueva propuesta.
El objetivo del proyecto era buscar un espacio con un concepto a medio camino entre una casa y una galería de arte, sin perder la escala y la comodidad de un espacio doméstico.
La planta del apartamento muestra la inteligente distribución que plantea la construcción original. La nueva reforma añade espacios abiertos y mejor aprovechamiento de la luz natural para el conjunto de las estancias.
En cuanto a los materiales, se seleccionaron madera de roble para el piso y mármol de Macael en los baños, ambos materiales estaban presentes en el edificio anteriormente.
En relación con los colores, utilizaron una paleta neutra para dar valor a las pinturas y las fotografías de la colección del propietario. La edificación tiene una posición de frontera entre el área de los museos del Paseo del Prado y la escala del Madrid antiguo del barrio de las Letras.
El estudio planteó una reforma integral, ya que la casa estaba muy compartimentada en estancias. Se necesitaba un gran espacio diáfano para incluir la enorme colección de arte que se compone de muchas pinturas de gran tamaño. La estructura de hormigón del edificio, que se dejó vista, daba la suficiente flexibilidad para desarrollar la nueva propuesta. La dificultad del proyecto estaba en conseguir un espacio a medio camino entre vivienda y galería, sin perder la escala y el confort de lo doméstico.
La paleta cromática es neutra para poner en valor las pinturas y fotografías. Se seleccionó madera de roble para el suelo y mármol Macael para baños. Madera y mármol que ya estaban presentes originalmente en el edificio.
Los pavimentos se resuelven con parqué de madera de roble excepto en la cocina donde se ha colocado microcemento de color gris.
Conseguir equilibrio y flexibilidad tanto en la iluminación natural como artificial ha sido otro de los ejes del proyecto, ya que los propietarios van incorporando y modificando permanentemente su colección.
Los muebles se han escogido cuidadosamente entre piezas de diseño del siglo XX que, de algún modo, se han convertido en clásicos de entre las formas reconocibles que nos rodean. La calidad de los muebles y complementos forma parte de la filosofía de este proyecto.