ARQUITECTURA: ESTUDIO NARCH, JOAN RAMON PASCUETS y MÒNICA MOSSET. CERRAMIENTOS: TECHNAL.
El estudio Narch ha proyectado esta vivienda unifamiliar con una arquitectura radicalmente “unfinished” y bajo presupuesto, sin renunciar a grandes aberturas acristaladas realizadas con sistemas de aluminio Technal que valorizan la vivienda y su entorno.
FOTOGRAFÍAS: ADRIÀ GOULA. TEXTOS: ADA MARQUÉS.
La premisa principal del proyecto realizado en el municipio barcelonés de Calders era valorizar al máximo la relación de la vivienda con el entorno natural. La parcela se encuentra en el límite del núcleo urbano de la población y goza de unas espectaculares vistas a campos de cultivo, almendros y al parque natural de Sant Llorenç del Munt i l’Obac. “La casa nos permite ver desde todas las estancias –explica el propietario– lo que vimos el día que decidimos comprar el terreno. Estamos en todo momento en contacto con la naturaleza y vemos cómo cambia el tiempo y pasan las estaciones”.
Esta conexión visual permanente se consigue planteando un paralelepípedo regular cerrado a norte y este, en correspondencia de la calle y de la finca colindante, y completamente abierto al jardín y al paisaje a sur y oeste. Las carpinterías de aluminio se instalan de pared a pared y de forjado a forjado, generando una fachada transparente que actúa como mirador. Lejos de limitarse a la percepción visual, esta relación dentro-fuera se extiende al uso de los espacios, permitiendo a los propietarios moverse libremente entre el interior y el exterior de la vivienda y disfrutar de cada estancia en función del momento del día, la época del año o de las condiciones meteorológicas.
Para conseguir estos objetivos y debido al desnivel de la parcela, se invierte la distribución del programa funcional que utilizan las casas vecinas: la cocina, zona de estar y dormitorios se sitúan en la planta baja con acceso directo al jardín; mientras el estudio y el garaje se ubican en la planta primera, con acceso peatonal y rodado a la calle. El garaje, abierto al paisaje en tres lados, se transforma en un espacio multifuncional que actúa como una entrada escenográfica, un porche cubierto donde poder disfrutar del aire libre o una sala de juegos para los niños. Las dos plantas, distribuidas sobre una superficie de 240 m2, se conectan mediante una ligera escalera de acero. La zona de estar se despliega a doble altura, de manera que el espacio interior goza de una gran amplitud visual y de un ventanal doble que se convierte en una “pantalla de gran formato” sintonizada constantemente con la naturaleza.