Esta vivienda disfruta de una arquitectura conceptual que se apoya en las teorías del arte y la escultura land-art para experimentar con las formas y la percepción de las personas respecto a los espacios que habitamos. Como una nave varada ente el paisaje, la casa se muestra en todo su esplendor.
Al final de la década de los 60, el mundo del arte sufre un cambio y se abre a trabajos contemporáneos como la performance, el land art y las instalaciones site-specific. Los materiales, los procesos y las herramientas se convierten, desde ese momento, en las mayores preocupaciones de los creadores.
El objeto artístico deja de tener importancia como elemento pasivo de contemplación y, en cambio, las nuevas propuestas se centran en la interacción con el espectador, superando la obsesión anterior con la forma. El reto consiste en descubrir si una nueva relación entre objeto y usuario puede ser establecida también en la arquitectura y así influir en la manera de habitar.
A modo de ejemplo, en el año 1970 el artista Richard Serra, realiza Shift, una instalación incrustando elementos escultóricos en el paisaje, estableciendo una nueva dialéctica entre la percepción del lugar y la relación de uno mismo con respecto al entorno mientras lo explora. En el momento que el artista a través de su intervención modifica estas condiciones preexistentes forzando al espectador a realizar cambios de sentido o “shifts”, establece una nueva percepción del lugar y la consciencia de haberlo experimentado de una manera diferente.
De una manera análoga el proyecto aquí expuesto, denominado Shift, pretende establecer una nueva relación entre usuario, objeto arquitectónico y entorno alterando así la manera de habitar. Descartando la idea de la arquitectura como un juego compositivo de formas en el espacio, la intención se centra en aumentar la consciencia del espectador sobre su propia experiencia del lugar a través de estrategias y manipulaciones espaciales, y a la vez revelar y amplificar la importancia de los materiales y modos de construcción y producción contemporáneos.
En Shift se utiliza una envolvente industrial de acero corten como el elemento que modifica intencionadamente las relaciones entre el usuario y la naturaleza que lo rodea siendo, a su vez, un material óptimo por su uso cerca del mar.
La parcela del proyecto es muy estrecha y alargada y está rodeada de varias edificaciones adyacentes. Como consecuencia, se levanta la envolvente del suelo y se renuncia al uso de la planta baja para las estancias principales, estableciendo de esta manera una relación con el entorno más desahogada e interesante, ya que es posible disfrutar así de mejores vistas y una mayor intimidad. A su vez, se redondean las esquinas para dar más fluidez al espacio exterior y convertir la envolvente en un objeto continuo.